Ser Mujer es más caro
Sí, ser mujer es más caro debido a un factor conocido como la "tasa rosa" o "pink tax". El nombre hace referencia a que muchas veces la principal (o única) diferencia del producto radica en ser de color rosa, como es el caso de las cuchillas de afeitar descartables. Esto se refiere al sobreprecio que se cobra en productos y servicios dirigidos a mujeres en comparación con los equivalentes masculinos – en algunos caso de hasta el 100%. Aunque de media se estima que los productos dirigidos a mujeres cuestan un 14% más mientras en simultaneamente nuestros salarios son un 20-35% menores, en relación a los de ellos.
Un estudio en 2015 realizado por la Oficina de Consumo de la ciudad de Nueva York tras analizar hasta 800 productos de alrededor de 35 categorías diferentes -de bienes de aseo personal, a juguetes o ropa-, concluyó que el sobreprecio que deben pagar las mujeres llega hasta 1.300 euros más al año.
Otros productos que incluyen esta tasa:
Productos de higiene personal: Toallas sanitarias, tampones y copas menstruales son necesidades básicas, pero no siempre están exentos de impuestos, en el caso de España actualmente incluyen un impuesto del 4%, a diferencia de otros productos esenciales.
Cuidado personal: Maquillaje, cremas, champús y otros productos de belleza suelen ser más costosos que los de hombres, incluso si tienen la misma composición.
Ropa y accesorios: La ropa femenina tiende a ser más cara y con menor durabilidad en comparación con la masculina.
Servicios: Cortes de pelo, tintes, depilación y hasta el lavado de ropa pueden costar más cuando son para mujeres.
Expectativas sociales: En muchos ámbitos, hay una presión adicional para invertir en imagen, vestimenta y productos de belleza, lo que incrementa el gasto mensual.
La desigualdad económica entre sexos seguirá existiendo siempre que las marcas nos vean como una oportunidad y un mercado desinformado.
Por otro lado, menstruar constituye un gasto extra de aproximadamente 50 a 100 euros al año, si tenemos en cuenta compresas, tampones, copas, bragas menstruales y medicamento para el dolor menstrual. Eso supone 5.000€ extra en la vida fértil de una mujer. Para millones de personas en todo el mundo, los productos menstruales tienen un precio prohibitivo.
Ser mujer sale caro, en muchos casos estos productos no son lujos, ni caprichos, sino productos imprescindibles para la salud, higiene y dignidad, y como tal deberían ser accesibles.